sábado, 3 de mayo de 2008

El Indigenismo (Repaso histórico de la Resistencia) Eloy Reverón

(Fragmento de: El Instituto Indigenista Interamericano y las políticas indigenistas del Estado Venezolano (1970 1999) Tesis M/sc del Historiador Eloy Reverón, aprobada con Honores en el Instituto de Altos Estudios Diplomáticos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela “Pedro Gual” en Abril de 2003.)

El indigenismo se nos presenta como corriente ideológica y como formulación política en virtud de aportar nociones fundamentales para contribuir al proyecto nacional, desde el punto de vista político económico, y a la definición de la identidad nacional, desde el punto de vista antropológico. Su génesis recuerda una actitud moral consoladora de culpas desde la necesidad de compensar a los pueblos vencidos y subordinados al proceso civilizador impuesto desde la Conquista, llegando a constituirse en un movimiento de reivindicación que persiste en demandar justicia y derechos humanos para los Indios dentro del marco del reconocimiento de una sociedad pluricultural.
Es oportuno afirmar que el indigenismo se gestó como una actitud moral y humanitaria que fue evolucionando, pasando por un movimiento de reivindicación hasta manifestar su finalidad última de conformar nacionalidades a partir de la pluralidad étnica que constituye la base material de los estados, pero lo interesante del indigenismo mexicano fue el de transmitir a los países latinoamericanos, sus inquietudes acerca de los problemas pluriétnicos.
Para mediados de la década de los setenta, ya se realizaban en Venezuela foros sobre la problemática indígena. Según el antropólogo Miguel Acosta Saignes, los asistentes a estos foros estaban de acuerdo en entender el indigenismo como:
una corriente social que sostiene la necesidad de múltiples reivindicaciones para las culturas indígenas: territoriales, económicas, sociales, de cultura, etc [1].

Para comprender el sentido del indigenismo es necesario ubicarlo dentro del contexto de las Ciencias Sociales, como corriente de pensamiento, e inmerso dentro de una ciencia al servicio de intereses políticos e ideológicos, y sobre todo propenso a la evolución de acuerdo al marco histórico en medio del cual se desenvuelve. Así que su práctica es anterior a su definición conceptual, tal es el caso de Bartolomé de las Casas, reconocido como el primer indigenista por la defensa y denuncia de los abusos cometidos a esta población en América.
Otro detalle que vale la pena apuntar es resumido de un texto del Antropólogo venezolano Esteban Emilio Monsonyi, donde señaló que la antropología estuvo al servicio de la expansión colonial europea hasta mediados del siglo XX, hasta que entró en una crisis que puso en entredicho su futura existencia como disciplina, y de esa crisis que para 1980 acusaba considerables síntomas de superación,
... emerge la nueva antropología crítica que entre otros objetivos pugna por resarcir los daños causados a los pueblos históricamente oprimidos [2].

Estas apreciaciones también son propicias para considerar que tanto el concepto de indigenismo, como las actividades y políticas propuestas por el Instituto Indigenista Interamericano están marcadas por este proceso evolutivo del tratamiento del problema. En la mayoría de los casos es el marco histórico el encargado de explicar muchos testimonios contradictorios reflejados por los mismos investigadores e instituciones.

El primer indigenista fue Fray Bartolomé de las Casas al constituirse como defensor de los derechos de los Indios, abordando el asunto desde el punto de vista católico europeo. Este surge como consecuencia del proceso de genocidio que acompañó la conquista de América. Situación dio lugar a la polémica entre el mencionado sacerdote y el cronista oficial de la Corona, Juan Ginés de Sepúlveda. El carácter de la misma es el típico de la posición de dos sectores opuestos; el del sacerdote, que pretendió favorecer al Indio[3]; mientras que el Cronista, pretendió justificar la guerra contra el Indio. El éxito de Las Casas consiste en que logró que el Rey silenciara la obra de Sepúlveda, la cual se mantuvo inédita hasta 1892. Además alcanzó otro propósito importante como fue procurar la prohibición de otras expediciones a América. Constituye la primera etapa del indigenismo porque Fray Bartolomé fue el primero en denunciar directamente el genocidio.

"Dedicó su vida a despertar todos los sectores de España para que favorecieran al indio. Hizo un vasto cuerpo de leyes conocido con el nombre de Nuevas Leyes de Indias, 1592, en el que sobresalió como tesis fundamental, la creencia de que por medios persuasivos y pacíficos debería cristianizarse a los indios[4].

El carácter del sistema colonial fue denunciado por Las Casas en sus escritos, también señaló la autora que se le considera precursor de la antropología actual.
La segunda etapa corresponde al indigenismo moderno desarrollado en el siglo XIX, y ubica sus focos preponderantes en México y Perú bajo la influencia del romanticismo y el positivismo. La ideología avalada por el positivismo sustentó la realización de un atroz genocidio.
Durante este período, y más que en los otros, se niegan las culturas indígenas y sus aportes a las culturas nacionales; se ve al indio y por ende al mestizo como seres inferiores: predomina la tesis de integrar al indio a la cultura, y la educación dirigida se convierte en el arma para combatir la “barbarie”[5].

Pero esta corriente de pensamiento que constituyó una seria amenaza para el Indio y su cultura, tuvo un movimiento literario que de manera romántica se orientó en su favor, durante finales del siglo XIX y principios del XX.

Esta literatura reflejó al indio como las primeras víctimas de España en el Nuevo Mundo. Halló expresión en algunos poemas del Inka Garcilaso de la Vega, en las novelas indianistas e indigenistas, y en la narrativa contemporánea [6].

La tercera etapa corresponde al Indigenismo Clásico ubicado cronológicamente en las décadas de 1920 y 1930, con sus raíces en la Revolución Mexicana en las protestas contra los abusos e injusticias cometidos contra Indios y mestizos. Todavía como período de mayor maduración del pensamiento Indio debemos extenderlo por lo menos hasta la década de los cuarenta. Esa visón romántica y humanitaria fue adquiriendo una nueva dimensión reivindicativa como consecuencia de la toma de consciencia del lugar y el papel del Indio en la construcción de las identidades nacionales.

La presencia indígena pasó de ser considerada como un lastre a ser apreciada como una fuente de potencialidades, valores y estilos de vida que era imprescindible rescatar y vigorizar[7].

A este indigenismo clásico se le identifica también como Indigenismo Integracionista...
, que pretendía incorporar a los indios a una cultura nacional homogénea tuvo uno de sus momentos culminantes durante el I Congreso Indigenista Interamericano (Pázcuaro, México, 1940). Varios años antes, con ocasión de la VII Conferencia Interamericana de 1933, México había propuesto la celebración de un Congreso Indigenista Interamericano con el fin de elaborar un programa en favor de las poblaciones indígenas a nivel continental[8].

La cuarta etapa está identificada como la del Indigenismo Post Clásico que marcó su influencia sobre las revoluciones de Bolivia y Guatemala en la década de los cincuenta, pero que se extendió durante el programa de Reforma Agraria peruano entre 1968 y 1975.
El período de 1955 a 1975 podría caracterizarse por el predominio de las acciones encaminadas a promover el desarrollo de las comunidades indígenas mediante la introducción de innovaciones técnicas en el orden productivo, organizacional y de servicios [9].

Otro detalle que vale destacar con relación al indigenismo de estos años es la influencia ejercida por las políticas impulsadas por la CEPAL y los programas de cooperación internacional que se aplicaron en toda la región de América Latina.
La quinta etapa identificada como post indigenismo, o neo indigenismo cuya característica esencial es la de los Indios asumiendo el control de su propia organización. A comienzos de la década de los setenta, numerosos investigadores se abocaron a la labor de denunciar la destrucción de la civilización amerindia, sobre todo en el área de la selva del Amazonas, fue después de la Conferencia de Barbados en 1971, cuando los antropólogos lograron captar la atención internacional en virtud de denunciar el etnocidio del cual estaba siendo objeto las sociedades Indios. La presencia de los Indios se va haciendo cada vez más numerosa, hasta que prescinden de la idea de ser representados para ir asumiendo la responsabilidad de su propio destino. En el caso de Venezuela cuentan con tres representantes Indios en la Asamblea Nacional, como resultado de su participación activa durante el proceso constituyente. También resulta interesante observar la evolución de los movimientos Indios en Chiapas y en Ecuador.

La clasificación de los diferentes tipos de indigenismo durante la época clásica varía según el punto de vista asumido y los criterios utilizados para definir el término clásico. Para los efectos del desarrollo de esta idea consideraremos el momento cuando comienza a emerger el movimiento indigenista contemporáneo caracterizado por una actitud humanista que comenzó a manifestarse durante la segunda mitad del siglo XIX tomando como punto de partida la reflexión crítica de algunos sectores mestizos sobre los efectos devastadores de las políticas liberales sobre las comunidades Indios y el papel preponderante ejercido por los Indios en algunos acontecimientos históricos como la Guerra del Pacífico entre Chile y Perú (1879), así como el la Revolución Mexicana (1910)

,... la retórica indigenista que de finales del siglo XIX y comienzos del siglo deploraba, al tiempo que racionaliza, la condición de los indios como algo que puede corregirse sin poner demasiado en peligro la aproximación liberal[10].

De igual manera se deja de considerar indigenismo clásico el siglo XX, justo hasta el momento cuando los Indios asumen su propio destino.
El indigenismo formó parte del programa revolucionario de Lázaro Cárdenas, siendo México el primer país de América Latina que reivindicó sus raíces indias y el quien convoca a la I Congreso Indigenista en Páztcuaro, México en 1940, hecho que institucionaliza e internacionaliza el indigenismo para hacerlo perder su carácter reivindicativo y convertirlo en un instrumento de poder, como parte del aparato ideológico del Estado conocido como indigenismo integracionista el cual partió del siguiente supuesto teórico:
... los pueblos indios están marginados de la vida política, económica y cultural del país, por lo que hay que integrarlos a la vida y beneficios de la nación. Su supuesto práctico era que el indio no está integrado a la cultura occidental y por lo tanto había que integrarlo, occidentalizarlo, de manera gradual pero segura [11].

Vale la pena resaltar la observación que hizo José M. Fernández sobre el Indigenismo interamericano:
La ideología y política indigenista han evolucionado al mismo ritmo que las sociedades latinoamericanas y no pueden entenderse al margen de las estrategias globales de sus gobiernos de las que constituyen parte integrante, ni de la respuesta que los indios han dado a esas estrategias[12].

A la luz de la teoría antropológica, el indigenismo ganó visiones innovadoras que trajeron perspectivas y propuestas metodológicas para la comprensión de la naturaleza social y cultural del desarrollo donde entran una serie de nociones y conceptos que dan al indigenismo nuevas características que modifican su esencia, así:
... el principio de que el desarrollo, para ser real y consistente, no puede ser un hecho externo e impuesto sino una afloración natural a partir de la realidad social, cultural, económica e histórica de cada pueblo. Todo esto permitió una concepción integral del desarrollo, como respuesta a las tendencias economicistas y a las propuestas sectoriales y excluyentes [13].

Esto identifica a un indigenismo vinculado a la antropología que los conservadores consideraron una relación un tanto subversiva y se le opusieron argumentando que las prácticas indigenistas no constituían una inversión productiva. Ya para 1968:
..., en México una importante corriente crítica señalaba que el indigenismo era un medio para utilizar la antropología como instrumento destinado a mantener el colonialismo interno, sustentar la ideología de la dominación, entorpecer la conciencia de los explotados y obstaculizar la unidad nacional.
Sin embargo, enriquecido con el doble sustento de la teoría, proveniente de las ideologías, y de la praxis, que le ofrecen las ciencias sociales, notoriamente la Antropología, el indigenismo adquiere una rango de saber especializado...[14]

A partir de la segunda mitad del siglo XIX se hace presente la reflexión crítica sobre el impacto devastador de las políticas asimilacionistas producto de las concepciones darwinianas positivistas y las ideas racistas que calificaban al Indio como un ser inferior fundamentados en argumentos de tipo biológico y congénito. El indigenismo contemporáneo surge como reacción a semejante concepción, que no tiene niveles de madurez sino hasta completadas las cuatro primeras décadas del siglo XX. Es durante este período que el interés esencialmente romántico y humanístico que despertaron los Indios fue adquiriendo una dimensión reivindicativa porque se tomaba, paulatinamente, conciencia del papel jugado por los Indios en la construcción de las identidades nacionales. Algunos sectores de la sociedad comenzaron a percibir la fuente de valores, potencialidades y estilos de vida que se hacía imperioso rescatar y vigorizar. Sin embargo, a pesar de deplorar la situación de los Indios, se planteaba el problema como algo que podía corregirse sin alterar demasiado la aproximación liberal[15].
Los antropólogos de la modernización cultural tuvieron la creencia de poder construir naciones modernas culturalmente homogéneas. México fue el primer país que reivindicó con orgullo sus raíces indias, siendo el indigenismo parte del programa revolucionario del presidente Lázaro Cárdenas. El Indio había ganado su espacio en la historia de la revolución mexicana, estaba construyendo una nación renovada, y como combatiente revolucionario había contribuido a forjar una patria revolucionaria que teorizó esta gesta histórica y delineó los planes para formar una nación partiendo de la diversidad cultural, cuyos principales grupos étnicos establecidos en el territorio del Estado, habían aportado su presencia para constituir su base material. Este indigenismo que pretendía incorporar a los Indios a las respectivas culturas nacionales se manifiesta en la Octava Conferencia Internacional celebrada en Lima en 1938 y adquiere su primera sólida expresión durante el I Congreso Indigenista Interamericano convocado por el presidente Cárdenas en 1940. Cuando los Gobiernos de las Repúblicas Americanas decidieron reunirse en la Convención de Pátzcuaro, estaban motivados por resolver los asuntos comunes, relativos a un problema Indio que todavía compromete a toda la América y que poseía modalidades semejantes, pero es necesario destacar que reconocieron
... , además, que es conveniente aclarar, estimular y coordinar la política indigenista de los diversos países, entendida esta como conjunto de desiderata, de normas y medidas que deban aplicarse para mejorar de manera integral la vida de los grupos indígenas de América, ...[16]

En esta Conferencia de Pátzcuaro se estableció el compromiso de " elucidar los problemas que afectan los núcleos indígenas de las jurísdicciones respectivas" inclinarse hacia el objetivo de cumplir con los propósitos y finalidades expresados en el preámbulo mediante tres puntos fundamentales: 1.- La creación de un Congreso Indigenista Interamericano con capacidad de reunirse, al menos una vez cada cuatro años. 2.- Este estaría constituido por un Consejo Ejecutivo y un Director. 3.- La creación de Institutos indigenistas nacionales
"... establecidos en cada uno de los países participantes de acuerdo con la conveniencia de los respectivos Gobiernos. [17]"

El Instituto Indigenista Interamericano fue creado durante este I Congreso Indigenista Interamericano celebrado en Páztcuaro, México, en 1940. Esta fecha representa un momento estelar para el indigenismo integracionista que pretendía incorporar a los Indios a una cultura nacional homogénea.
El I Congreso Indigenista Interamericano constituyó una lección magistral de lo que es indigenismo integracionista. En él se abordaron prácticamente todos los temas que con diferente énfasis iban a reaparecer en sucesivos congresos de acuerdo con las prioridades políticas de cada momento y la evolución ideológica del indigenismo[18].

La importancia de dicho congreso radica en el hecho de que el Instituto estimuló la institucionalización del indigenismo a nivel interamericano, en una estrategia continental común. Un movimiento que a partir de allí se generalizará por todo el Continente con propósitos y finalidades de las políticas indigenistas, siendo el Instituto Indigenista Interamericano un centro articulador de esta política a nivel continental [19] donde educación, lengua y cultura fueron los elementos a los cuales se les prestó especial atención en virtud de incorporar al Indio a la sociedad nacional, hecho que los antropólogos llamarían años más tarde etnocidio o genocidio lingüístico encubierto de bilingüísmo. Hasta 1955 la educación de la población India pasó a constituir el objetivo principal de las propuestas y actividades del Instituto Indigenista Interamericano. La lengua como medio natural de transformación de la cultura para la integración a la sociedad nacional. Los influjos del proceso de modernización que experimentaron los países latinoamericanos durante la posguerra coadyuvó al colapso de las estructuras agrarias tradicionales afectó considerablemente a las comunidades Indios. Durante el Congreso Indigenista Interamericano celebrado en La Paz durante el año 1954 se pudo apreciar la preponderancia de las ideologías agraristas que no establecían, prácticamente ninguna diferencia entre campesino e Indio y pretendían darle a las comunidades una proyección de sindicatos y cooperativas .
Después de haber alcanzado el primer cuarto de siglo de trabajo conjunto, el Instituto había logrado dirigir esfuerzos hacia las metas propuestas mediante la Antropología y el resto de las Ciencias Sociales, las cuales adquieren notable relevancia a la hora de celebrarse el V Congreso Indigenista Interamericano. La lucha conjunta se había centrado en el desarrollo de la comunidad Indio y su integración cultural los hacía mirar el futuro con optimismo y sumo entusiasmo al poder afirmar que esta experiencia compartida les había permitido
... desterrar la demagogia y la búsqueda de satisfacciones a intereses particulares o de clase dominante que envolvían en el pasado las actividades de aculturación. La nueva orientación basada en la necesidad de obtener un conocimiento integral de la realidad cultural y de la estructura propia de las diversas comunidades indígenas, en la revaluación de su cultura, en la conciencia de su heterogeneidad y en la creación de motivaciones que impulsen al indígena a luchar en su propio beneficio [20].

El tema de este informe consiste en la expresión de la evolución de los principios que se habían gestado durante los Congresos anteriores encaminados a elaborar el conocimiento de las comunidades a fin de iniciar proyectos de desarrollo integral y organizar centros de adiestramiento en técnicas de antropología aplicada y para fomentar la creación de organismos nacionales indigenistas filiales del Interamericano, y de publicaciones de los estudios sobre el tema, e incluso los acuerdos concretados con la OEA para el establecimiento de centros de adiestramiento en técnicas de desarrollo como el proyecto 208 del Programa de Cooperación Técnica. Otra participación importante dentro del marco del XXXVI Congreso de Americanistas celebrado en Madrid, donde expuso los métodos y resultados de la Acción indigenista en las Américas y en otras reuniones internacionales pertenecientes a la OEA y la ONU.
La institucionalización en internacionalización del indigenismo le hará transformar su carácter reivindicativo de los comienzos para convertirlo en un instrumento de poder, un aparato ideológico de los estados, representativo de una ideología que fue evolucionando al mismo ritmo que las sociedades latinoamericanas. Se pretende entenderlo a través de las estrategias globales de los gobiernos y de la respuesta que los Indios han dado durante el período enmarcado.
Vale la pena destacar el cambio significativo registrado en el Instituto objeto del presente estudio lo constituye en experimentado bajo la influencia del intenso proceso de modernización que protagonizaron los países de América Latina durante el período de post guerra, lo cual contribuyó al colapso de las estructuras tradicionales del agro, y tuvo notable impacto sobre los pueblos Indios. Durante la década de los cincuenta, asuntos indígenas y asuntos agrícolas fueron considerados como caras de la misma moneda.
Esta reorientación del indigenismo implicaba una nueva comprensión de la cuestión india que interpretaba la brecha en cuanto a nivel de vida entre los pueblos indios y el conjunto social más en términos de causas materiales y estructurales que culturales. La clave para cerrar esa brecha se hallaba pues en la sustitución de las prácticas tradicionales indígenas por nuevas tecnologías y formas de organización y en una mayor participación en las instituciones económicas, sociales y políticas nacionales [21].

El objetivo principal que era hacer desaparecer al Indio para transformarlo en venezolano, mexicano o a cualquiera de las sociedades dominantes. En el caso venezolano falló, porque a pesar de todo cuenta con un respaldo jurídico que lo ampara en una condición especial de venezolano, no es un venezolano cualquiera. Uno de los objetivos esenciales era encontrar un método que les permitiera construir naciones modernas, culturalmente homogéneas.
Una característica fundamental de los primeros congresos del Instituto Indigenista Interamericano fue la ausencia de Indios en los mismos.
Hasta 1980 hubieron (sic) ocho Congresos Indigenistas Interamericanos. El octavo congreso, en Yucatán de México, fue el primero en dar acceso al creciente movimiento indígena [22].

Tres elementos históricos relevantes van a impulsar cambios notables en la orientación del indigenismo interamericano. La Revolución Cubana y el mito de la Reforma Agraria, la reacción correspondiente representada por la Alianza para el Progreso y las políticas de los programas de cooperación internacional promovidos desde la Cepal. La panacea estaba en la sustitución de las prácticas tradicionales por nuevas tecnologías y formas de organización que llegaron a creer más eficientes para incorporarlos a las instituciones económicas, sociales y políticas de las respectivas naciones.
“Este giro en la política indigenista contribuyó a diversificar la demanda de profesionales y facilitó la formación de cuadros y profesionales indios, algunos de los cuales han llegado a ocupar altos cargos de dirección en sus gobiernos o en organismos internacionales de ayuda al desarrollo, y otros incluso algunas veces los mismos, se han convertido paradójicamente, en líderes de los movimientos de reivindicación étnica [23].

Así como esos tres hechos históricos habían generado cambios en la formulación del proyecto indigenista, otras circunstancias políticas influyen sobre el pensamiento político al final de la década de los sesenta porque marcan un hito dentro de la evolución de la conformación ideológica de Latinoamérica, las relaciones del indigenismo internacional se ven influenciadas por las corrientes marxistas estimuladas por el ambiente de la Guerra Fría sobre la concepción de las ciencias sociales y la antropología social comprometida con el indigenismo interamericano, desde cuyo punto de vista implica la toma de conciencia de la realidad integral tanto en el presente como en el pasado. A mediados de diciembre de 1965 se reunió el Comité Ejecutivo del Instituto Indigenista Interamericano para analizar la situación del indigenismo interamericano, la necesidad de incrementar la participación de los Indios en la política indigenista de los países y de analizar las metas y objetivos del Instituto frente a la realidad del momento.
Los últimos acontecimientos de la década de los sesenta llevarán las tensiones bipolares a límite significativo. Es conveniente recordar la rebelión estudiantil expresada en hitos históricos como el “ Mayo Francés”, la “Masacre estudiantil de la Plaza de Tlatelolco”, la “Primavera de Praga”, el asesinato de Martin Luter King y la rebelión de los Pantera Negra, las protestas estudiantiles contra la guerra en Viet Nam, y el auge del marxismo y la Teología de la liberación en la Iglesia Católica presentes en la Conferencia Episcopal Latinoamericana celebrada en Medellín, y ya el pié humano había posado su planta sobre la superficie de La Luna, (al menos así se cree). Sin detenernos a medir la influencia de estos hechos, tan solo por su misma dimensión histórica resulta elocuente para el trazado de una imagen panorámica del subconsciente político internacional y la paranoia ideológica bipolar.
Semejante situación se refleja de manera elocuente en un artículo publicado en el órgano difusivo del Instituto Indigenista Interamericano en la pluma de Alfonso Villa Rojas donde comenta la tendencia ideológica de los Antropólogos e Indigenistas [24], la misma generación de antropólogos que se reunirán en Barbados para llevar la lucha Indigenista al contexto internacional. Expone el autor con acusada preocupación, la presencia de una “nueva tendencia” ideológica de los jóvenes antropólogos del continente la cual planteaba la necesidad de adquirir un compromiso político orientado al cambio de estructuras del poder político. En realidad, esta última frase pertenece al autor, porque cuando cita el discurso de los estudiantes se lee “cambio social entendido como cambio de la estructura socioeconómica.
La lectura de este artículo expresa la crisis ideológica que vivirá el Instituto para que en pocos años el indigenismo interamericano diera un giro de 180 grados en su orientación profesional. Pero al mismo tiempo ilustra posibles causas que marcaron la incomprensión de la esencia del problema Indio, porque éste estaba al margen de las tendencias políticas de nuestra civilización, más allá del contexto emocional causado por el fantasma del comunismo, por un lado; y por el otro, la exagerada ilusión de pensar que las estructuras económicas de la sociedad podían cambiarse como quien cambia las variables de un experimento de laboratorio, o la creencia de que los problemas sociales podían ser razonados con la misma mecánica de una ecuación. Un cambio de signos para desviar el rumbo de la historia. Quien tenía la razón, no es relevante para el problema que nos ocupa. Lo sustancial es que en medio de esta confrontación ideológica, el Indio y su problema quedaron relegados a ser el medio, en lugar de ser el fin. El objetivo esencial que consistió en diseñar una política que permitiera la realización humana del Indio, ofrecerle un lugar digno de su condición humana, para que dejara de ser tratado como un undermencshen [25], se vio eclipsado por ideologías políticas ajenas al Indio mismo, que tendría que esperar hasta alcanzar un grado de madurez política que le permitiera exigir la condición jurídica que merece. En esto el mérito histórico del Instituto Indigenista al estimular cada vez más la presencia del Indio en la política indigenista de sus países, aunque para lograr su presencia en esta institución, pasaron cuarenta años de evolución indigenista.
Finalmente, llegó el Indianismo: El Indianismo que implica la superación del indigenismo. Una filosofía que escribe Indio con mayúscula porque proviene del pensamiento cósmico de la vida y del mundo que nos rodea como fundamento esencial para la comprensión de la ideología indianista cuyo sentido expresa el orden en constante movimiento junto a la armónica sucesión de los opuestos que se complementan.

Fue adoptado por acuerdo del Consejo Indio de Sud América en la población de Ollantaitambo, en el Valle Sagrado de Los Incas en 1980. Rechaza al indigenismo porque corresponde a la ideología de la opresión y al paternalismo, porque desde su origen ha servido a los intereses racistas de los gobernantes, de las sectas religiosas, y de las Ciencias Sociales.
La indianidad define un conjunto de afinidades, identidad, leyes y preceptos que caracterizan al Indio y su existencia en el marco de una categoría universal de civilización. Su práctica es el indianismo como proyecto político orientado a restablecer sus propios tipos de sociedades en el presente y en el futuro, definiendo su fundamento sobre el legado ancestral.
[1] Miguel Acosta Saignes, “ Nuevas Interpretaciones del Indigenismo. “ en: Ultimas Noticias, Caracas, 1 de septiembre de 1974, p. 75.

[2] Esteban Emilio Monsonyi, “ Reflexiones en torno a la problemática indígena” en: Sic, Caracas, año 43, N 44, feb 1980, p 55.

[3] Indio con mayúscula es relativo a la dignidad del aborigen.
[4] María Calderón Sosa, Presencia del Encantado en la Literatura de Tradición Oral de los Estados Sucre, Anzoátegui, Monagas. Caracas, USB, p. 43.

[5] María Calderón Sosa, Ob. Cit. P. 47

[6] María Calderón Sosa, Ob. Cit. P. 48

[7] José M. Fernández, Del Indigenismo al Indianismo, p. 5

[8] José M. Fernández, Del Indigenismo al Indianismo, p. 6

[9] Arze, 1991, citado por: José M. Fernández, Del Indigenismo al Indianismo, p. 8.

[10] José M. Fernández, Del indigenismo al Indianismo, p. 4

[11] José M. Fernández, Ob.Cit. p.6

[12] Idem.

[13] América Indígena, Vol L., p 66.

[14] América Indígena, Vol L., p 67.

[15] José M. Fernández, “Del Indigenismo al Indianismo. ¿Cambio semántico o giro copernicano en la ideología y política indigenista interamericana? en: VI Encuentro de Latinoamericanistas españoles, Madrid, Departamento de sociología V, Universidad Complutense, 1997


[16] Editorial, Instituto Indigenista Interamericano, “Seis Lustros de Existencia“, ( Reproduce la primera página del primer número de 1941. en: América Indigenista Órgano Trimestral del Instituto Indigenista Interamericano, México, pp 807 - 809

[17] Editorial, Instituto Indigenista Interamericano, “Seis Lustros de Existencia“, ( Reproduce la primera página del primer número de 1941. en: América Indigenista Órgano Trimestral del Instituto Indigenista Interamericano, México, pp 807 - 809



[18] José M. Fernández, Ob.Cit. p.7

[19] Arce Quintanilla, Oscar, “Del Indigenismo a la Indianidad: Cincuenta años de Indigenismo continental” en: Indianismo e Indigenismo en América, (Recopilación de Alcina Franch), Madrid, Alianza Ed. 1990, p. 20

[20] Editorial, “Informe acerca de las actividades del Instituto Indigenista Interamericano“, 1959 - 1964, en:
América Indigenista Órgano Trimestral del Instituto Indigenista Interamericano, vol XXV n 1, México, enero 1965, pp 3 - 13

[21] José M. Fernández, Ob.Cit. p.8

[22] Indigenus World, 1985, p 9

[23] “ Del Indigenismo al Indianismo ,
[24] Alfonso Villa Rojas, “La responsabilidad social de los científicos sociales“, en: América Indigenista vol XXIX n 3, (Órgano Trimestral del Instituto Indigenista Interamericano), México, Julio de 1969, pp 787 - 805

[25] Calificativo utilizado por los nazis para fijar la condición jurídica del judío, infrahumano desde el punto de vista racista.

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