lunes, 18 de marzo de 2013

VIII Congreso Indigenista Interamericano México 1980 y IX Congreso Indigenista Interamericano IX Sta. Fe, N.México, EEUU, 1985 por Eloy Reverón


Habían transcurrido ocho años desde la reunión del último Congreso, tiempo durante el cual se hicieron evidentes una serie de cambios mundiales en lo social, político y cultural que afectaron la situación de las poblaciones indígenas de América. La política desarrollista que caracterizó, en términos generales, a esos años no repercutió en beneficios para los sectores marginados, lejos de eso, incrementó la brecha entre el campo y la ciudad y fueron pocas las manos que capitalizaron la riqueza. Treinta millones de indígenas, que al parecer del director del Instituto Indigenista interamericano, habían comenzado a tomar conciencia de sí mismos porque...,
trabajaron con admirable tenacidad en el despertar de su conciencia étnica, en la búsqueda de soluciones propias para lograr el derecho a la autodeterminación, a la igualdad y al respeto a los derechos humanos, a participar plenamente en los beneficios del desarrollo. Esto dio lugar al fortalecimiento de sus organizaciones y les permitió ganar mejor espacio político en sus países [1].
  
          En este Congreso se destacan varios hechos significativos. Comienzan recomendando mantener relaciones más estrechas con los gobiernos contratantes y las respectivas organizaciones indígenas e indigenistas de los mismos países. Hacen obligatoria la inclusión de los representantes indígenas, y sus designaciones deberán ser a partir de entonces por los indígenas. En 1940 la citada inclusión era facultativa, pasaron cuarenta años para llegar a esta situación. Los indígenas participaron por primera vez, se desarrollaron foros paralelos a las actividades regulares del Congreso donde se analizaron temas relativos a las tecnologías adecuadas, movimientos indígenas,  la necesidad de un sistema de documentación indígena para América Latina, y una declaración conjunta que será comentada posteriormente.
          De igual manera este VIII Congreso decide solicitar apoyo financiero a los países contratantes para poder cumplir las funciones. Pero el más significativo de estos hechos fue el resultado del diagnóstico mediante el cual reconocieron que el indigenismo tradicional había sido una actitud intermitente y variable que había planteado de manera cíclica la preservación o la integración indiscriminada de la población indígena,  admitieron la erosión de las respectivas e inadecuadas políticas  empleadas hasta la fecha, para afrontar el problema indígena. Tomaron conciencia  de la propia visión defectuosa, al haber concebido a los grupos indígenas como
“sobrevivencias o aberraciones de la evolución y la cultura como un agregado de rasgos desconectados de la práctica social; por eso las comunidades indígenas han sido vistas como pequeñas entidades autocontenidas y aisladas y han sido objeto de medidas que han contribuido a destruir las condiciones que garantizan su economía natural imposibilitando la reproducción material de la población que se pretendía defender y de su cultura,... [2]

          Admitir semejante error implica una expresión de madurez como institución, admitir de igual forma que los tiempos estaban cambiando aceleradamente, y que los países miembros cuya población indígena era más significativa debían tomar medidas, porque la presión aumentaba donde los niveles de miseria anunciaban tendencia evidente hacia la explosión social. Pero no sólo alcanzaron semejante nivel sino que además trataron de admitir las causas de semejante situación al hecho de:
 “Que se ha respondido sistemáticamente a los intereses de los grupos en el poder y por ello, la mayoría de las veces, no ha beneficiado a los sectores indígenas. (...) Que se ha seguido de cerca presiones y estrategias foráneas, (...) que han impuesto soluciones extrañas y deculturativas (...) Que se ha caracterizado por marginar de cualquier nivel de participación en la formulación y ejecución de los programas, a los miembros interesados y sus organizaciones [3];

          Además admitieron las consecuencias de semejante situación al reconocer los resultados de los programas que durante cuarenta años habían tenido como panacea del indigenismo:
de aquí se ha seguido el que tales programas se conviertan frecuentemente en mecanismos de desmovilización y en estrategias para controlar y reprimir el avance de los niveles de organización y de lucha alcanzados por los indígenas. La utilización de los enunciados indigenistas como recurso demagógico para alcanzar ciertas formas de apoyo político ha sido frecuente [4].

          Esta actitud mostrada por los participantes de este Congreso VIII es la causa esencial para señalarlo como un hito dentro de la evolución del indigenismo integracionista. Aunque ellos pensaron que marcaría un hito en la historia porque a  la situación planteada respondieron con  el Plan Quinquenal de Acción Indigenista Interamericano, el cual tuvo tal expectativa del éxito que llegaron a anunciar al VIII Congreso por el significado de este plan como:
un hito fundamental para poner en acción planes y programas eficaces, planes que tiendan a promover la transformación de las condiciones de vida de las propias poblaciones indígenas en los programas que les atañen y llevarse a cabo dentro de un contexto político como lo es el Plan Quinquenal de Acción Indigenista Interamericano [5],...

          Semejante optimismo  obedecía a la creencia generalizada de que mediante a un plan articulado para el desarrollo económico y un cambio superficial de orientación ideológica
 basado en un pluralismo social, y cultural cuyo principio es el trato igualitario por parte del Estado a todas las personas que integran sus respectivas sociedades nacionales, al mismo tiempo que reconociendo la diferencia de cada grupo étnico dentro del mosaico social que constituyen las naciones indias del Continente[6] .

          De manera tan sencilla pretendieron enmendar los cuarenta años de errores, o la actualización de un modo de proceder que acusaba su ineficiencia, adaptaban la acción indigenista a los cambios que la historia le evidenciaba.  
Un ejemplo elocuente del cambio de sentido de semejantes reuniones al aparecer la presencia de indígenas en la Conferencia en ello lo representa el documento fechado el 19 de noviembre de 1980, y firmado por indígenas de México, Estados Unidos, Costa Rica, Bolivia y Venezuela, asistentes al Foro convocado al mismo tiempo que el VIII Congreso Indigenista Interamericano celebrado en Mérida de Yucatán, México, el cual  titularon  Declaración India, donde exigieron a los gobiernos americanos cinco puntos que resumimos:  1.- Respeto a las políticas indias dentro de cada país americano en sus actividades de propaganda, organización y movilización. 2.- Legalización de ese respeto mediante el ordenamiento de leyes especiales de protección a los derechos políticos de las poblaciones indias. 3.- Presencia permanente en cada país de un representante del Secretario de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, encargado exclusivamente de vigilar el cumplimiento de los derechos políticos de las poblaciones indias. 4.- Reconocimiento a cada pueblo a ser diferente, es decir a vivir de acuerdo a su propia cosmovisión, estilo de trabajo y el derecho a educarse a sí mismo conforme a su propia filosofía y método.
Culminaron el documento señalando que es tiempo que dejaran de tratarlos como a menores de edad, objetos en disputa por gobiernos y corrientes ideológicas, porque todos los conducían al etnocidio.
          Ante tal realidad el VIII Congreso recomendó abandonar el paternalismo impositivo y autoritario para poder responder a los intereses de los indígenas. Reconocer y defender las bases territoriales que aseguraran la reproducción material de las poblaciones indígenas, con una orientación agraria, que es la manera de vida mayoritaria de producción indígena, mediante la revisión de las leyes agrarias. Contar con organizaciones indígenas autónomas e independientes. Promover el uso de las lenguas nativas y por medios legales, su conservación. Y a los gobiernos que utilizaran el pleno empleo de sus soberanía para asegurar...
el retiro de las agencias nacionales o extranjeras que por su naturaleza o su práctica etnocidas estuvieron atentando contra las culturas indígenas [7].

          Esta es una alusión al Instituto Lingüístico de Verano y a la misión evangélica conocida como Nuevas Tribus. Los influjos de los antropólogos de Barbados se hacen presentes en el VIII Congreso Indigenista Interamericano.
          Los años de 1984 y 1985 fueron años difíciles para el indigenismo interamericano debido a la crisis económica financiera, la cual tocó muy de cerca a las comunidades indígenas en virtud de que los gobiernos disminuyeron sus inversiones en programas de desarrollo social en este sector de la población.
          El año de 1985 destaca logros importantes en países como Argentina, Colombia, México, Nicaragua, El Salvador y Brasil, sin que mencionaran logro alguno alcanzado en la relación con Venezuela. Destacaron como mayor acontecimiento del año la celebración del IX Congreso Indigenista Interamericano, porque:
“ Nunca en la historia del indigenismo hubo un Congreso que cobijara  tantos participantes, la presencia de más de 700 observadores indígenas que hicieron conocer sus puntos de vista en los foros, sobrepasó nuestras expectativas [8].

                    Los esfuerzos se orientaron hacia el apoyo las aspiraciones de los pueblos indios que buscan alcanzar mejor nivel de organización y especial énfasis en que
..., pueda tomarse en consideración los valiosos aportes que ofrecen las culturas indígenas con su tecnología, con sus conocimientos para afrontar y coadyuvar en las soluciones de la actual situación [9].

          Esto refleja un reconocimiento al hecho de que habían confiado demasiado en el traslado mecánico de estrategias de desarrollo, y tecnologías que pudieron ser eficientes en otros contextos, mientras que para nuestras realidades resultan muchas veces hasta contraproducentes.



[1] Oscar Arze Quintanilla, Discurso de presentación al VIII Congreso Indigenista Interamericano, Mérida, México, 17 11 de 1980. AGDGSF, MRE, Exp. 11.17.31

[2] “Diagnóstico de los principales problemas que afectan a las poblaciones indígenas y la proposición de principios que deben regir el indigenismo.” Subcomisión 2 de la Comisión 1, VIII Congreso Indigenista Interamericano, AGDGSF, MRE, Expediente 11.17.31 p. 18

[3] “Diagnóstico de los principales problemas que afectan a las poblaciones indígenas y la proposición de principios que deben regir el indigenismo.” Subcomisión 2 de la Comisión 1, VIII Congreso Indigenista Interamericano, AGDGSF, MRE, Expediente 11.17.31 p. 19

[4] Idem

[5] Oscar Arze Quintanilla, Discurso de presentación al VIII Congreso Indigenista Interamericano, Mérida, México, 17 11 de 1980. AGDGSF, MRE, Exp. 11.17.31
[6] Oscar Arze Quintanilla, Discurso de presentación al VIII Congreso Indigenista Interamericano, Mérida, México, 17 11 de 1980. AGDGSF, MRE, Exp. 11.17.31

[7] , VIII Congreso Indigenista Interamericano, AGDGSF, MRE, Expediente 11.17.31 p. 20
[8] Instituto Indigenista Interamericano, Informe de las Actividades de las Actividades durante el año 1985, p. 6

[9] Instituto Indigenista Interamericano, Informe de las Actividades de las Actividades durante el año 1985, p. 1

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